El interior está despertando y eso me alegra mucho!! me refiero al interior del país, de mi país, Uruguay pero ojalá sea sensación que se repita en toda nuestra América Latina.
Sé que falta mucho trabajo aún, sé que el camino por recorrer es largo pero tenemos el punto de partida que tiene que ver con esas ganas de su gente de aprender, de mejorar, de avanzar.
Gracias a la globalización, a las redes, a estar conectados y ver lo que pasa allá afuera nos hace sentir que podemos reproducirlo acá adentro. Lo más importante será, pasar de ver esto como una simple necesidad de parecernos a eso que vemos, a pensarlo como una necesidad de incorporarlo para la vida.
Hace mucho tiempo me estoy dedicando a dar clases y talleres en búsqueda de esa mejora de las competencias laborales porque estoy convencida que, gente motivada, gente que tenga claro que lo fundamental son las ganas de crear, de construir, gente que vea el progreso profesional con total responsabilidad es la clave para lograr las metas pero sobretodo, para enriquecerse día a día en lo que está haciendo o tiene en mente hacer. Por esto es que, gracias al llamado de MEPRA (Mujeres Empresarias y Profesionales de Artigas) y conjuntamente con el Centro Comercial, dicté un taller (sábado, todo el día desde las 8 am) donde trabajamos estás cosas, las desarrollamos, analizamos y profundizamos desde la absorción de ideas.
En Artigas, mi ciudad, que si bien no vivo allá, voy seguido y ahora a trabajar o sea es doble mi felicidad.
Qué voy a decir de los que participaron? lo mismo que comenté al comenzar el post, que todos mostraron estás ansias por saber más, por incorporar nuevas estrategias, por cambiar, por mover algo que en ellos está forjándose. Hablar, debatirlo, ver qué es lo que necesitamos para ser más profesionales, crecer juntos. Todo para lograr que cada uno luche por ese trabajo que le gusta, por seguir un camino de disfrute y que tengámos más personas sonriendo en lo que hacen.
Celebro por estas mujeres emprendedoras (Erika, Martha, entre tantas) que se encargan de organizar estos eventos, por las personas que se acercaron a acompañarnos (mujeres y hombres), por la querida señora que nos hizo un té riquísimo y que nos endulzó la tarde, por las anécdotas compartidas y espero, desde ya, que esto siga realizándose para continuar en este camino.
Vuelvo a escribir pero esta vez ya no solo desde mi lugar como maquilladora sino desde mi lugar como alguien que está conectada con las emociones por completo aunque esto es un trabajo del día a día, como mujer que trata de encontrar su lugar, como viajera que se maravilla de pequeñas cosas y lugares hermosos, como docente y valora este ida y vuelta con la gente pero sobre todo quiero escribir desde mi lugar en el mundo que se inspira y motiva tanto con personas así como también con hechos, con momentos desde lo positivo, desde la construcción y la creación.
Hoy recibí una cadena por whatsapp, esas de las tantas que llegan, la misma la recibí por facebook. A mí sinceramente no me gustan nada, no creo en eso de que si no mandás a 10 personas tu vida se transforma en la más miserable o esos juegos donde parece que tenés que escribir en código para que los hombres no sepan algo, la verdad no entiendo el objetivo y considero poco inteligente que alguien lo crea bueno.
Es chistoso ver como personas que nunca te escriben para nada te mandan estos mensajes y luego los ves poniendo en sus muros palabras que unos pocos entienden, generando cero reacción de cambio que creo, es el móvil de la propuesta, dicen.
Qué tal si nos proponemos a mandar cadenas reales, que sean con palabras de cada uno, donde expongámos lo que sentimos acerca de algo, sin esperar el efecto del otro, sin esperar que el otro simplemente lo repita por la amenaza de que Dios se va enojar si no lo hace, sino con la convicción de que ese otro pensará o no en lo que decimos desde el sentir puro de haber leído el mensaje.
Basta del copio y pegue, basta del reenviar anuncios y que nadie los lea. Tomémonos el tiempo para elaborar un texto, que puede ser una palabra nuestra o ajena, compartir lo que ya dijo alguien pero no en formato cadena que pierde el sentido cuando la cortan.
El efecto cadena para construir desde las opiniones propias, desde lo profundo y así acercarnos a los demás de forma auténtica!!
